Un nuevo estudio desvela que el desmembramiento fue una práctica habitual en los rituales funerarios de algunas comunidades del Neolítico

Detalle de algunos de los cuchillos neolíticos hallados en la cueva israelí de Nahal Hemar / CSIC
13/8/2020
dolmendedombate.com/CSIC  

Una investigación del CSIC desvela que los cuchillos hallados en la cueva israelí de Nahal Hemar fueron depositados de forma intencionada como parte de ceremonias mortuorias durante el período Precerámico B, hacia el año 8.000 antes del presente.

La cavidad, que fue excavada en 1983, es en la actualidad un yacimiento único y uno de los más enigmáticos del Neolítico de todo Oriente Próximo, pues en su interior se han encontrado los restos craneales de 23 individuos, así como una gran cantidad de objetos como máscaras, collares, figuritas humanas, esculturas y, gracias a la extrema aridez del entorno, restos bien preservados de tejidos y objetos de madera lo que llevó a los especialistas a interpretar la cueva como de uso ritual.

En el lugar, además, también se recuperaron más de 600 útiles de piedra y una gran concentración de cuchillos, que en parte han sido analizados por los investigadores del Instituto Milà i Fontanals de Investigación en Humanidades del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que han publicado en la revista Quaternary International que algunas de sus marcas, examinadas mediante análisis microscópico apuntan al uso en el proceso de desmembramiento de cuerpos humanos, incluyendo el corte de carne y el contacto con huesos y cartílagos.

En el Próximo Oriente, durante el Neolítico Precerámico B (Neolítico Medio y Reciente, hace unos 10.000 años), las prácticas rituales funerarias eran variadas. En algunas zonas se solía enterrar a los difuntos en el interior de las viviendas, mientras que en otras regiones era habitual la extracción, manipulación y reubicación de los restos esqueléticos.

Es conocida por ejemplo la práctica de extraer el cráneo para luego recubrirlo con mortero de cal reproduciendo los rasgos humanos (nariz, orejas, ojos y boca). Estas prácticas de manipulación, desarticulación y descarnamiento a menudo dejaban marcas de corte en los propios huesos, siendo su identificación cada vez más frecuente en los estudios antropológicos. Sin embargo, nunca antes se había planteado con qué herramientas (cuchillos necesariamente) se habrían llevado a cabo estas tareas.

(Texto en galego)